Tras un viajecito trasatlántico, despegues y aterrizajes para aburrir a cualquiera, horas de “sentadas pacíficas” en aeropuertos y, sobre todo, buen humor para enfrentar las siempre inevitables complicaciones… estamos en casita. Se portaron bien las compañías aéreas, los aviones, el clima, llegaron todas las maletas, no perdimos ningún vuelo, nos estaban esperando en el aeropuerto… ¿qué más se puede pedir?Y tras todas estas semanas de intensas vivencias surge la pregunta: ¿y ahora qué? Pues lo primero… dormir, que viene el personal bastante “perjudicado” y hay que...
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